miércoles, septiembre 29, 2010

Sus ojos pedian a gritos vivir

Hace un rato tuve la peor experiencia que he tenido nunca y lamentablemente se que lo puedo volver a vivir: ver como un ser vivo muere en mis brazos...
Esa gatita que se parecía a Ginebra fue cruel muerte matada, decidieron su destino por ella. Tuve que ver como esas cuatro ruedas la daban vuelta y ver como de su boquita salía sangre a chorros, con su cuerpito temblando moribunda. Me queda de consuelo que no se murió sola, se murió viendo como dos chicas lloraban al lado de ella acariciandola. Todavía me duele la garganta del HIJO DE PUTA que le grité, fue un impulso, descargarme, reacción pura.
No entiendo la gente que mata a animales porque los "odian", ¿Por qué tienen que decidir sobre la vida de otro ser? ¿En qué parte de su evolución quedó la inteligencia? ¿Dónde queda el cargo de conciencia de esa "persona"?
Podés no querer o no sentir afinidad con algún animal, pero llegar a ver un gatito o perrito cruzando la calle y acelerar para matarlo ni el peor animal del mundo lo hace, sólo el hombre. ¿Qué sentirá ese hijo de puta cuando sabe que mato alguien? No comprendo como puede sacar placer de algo así, sacar placer de la muerte.
No le deseo lo peor, porque se que todo vuelve y de alguna forma se va a acordar de esa gatita. Esa gatita que solo pudo disfrutar de unos meses de vida porque no tenía más que 4 meses.
El único consuelo que tengo es que hijos de puta como el no son la mayoría, la mayoría apreciamos, queremos, admiramos todo tipo de animal y forma de vida.
Menos mal que no hay muchos, lamento por la vida que se cruce delante de un hijo de un camión de putas como este.

No me voy a olvidar jamás de los ojitos con mirada perdida, de esos ojitos que pedían ayuda, de esos ojitos que querían vivir y no le dejaron...



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